En el artículo de este Domingo, os traemos información sobre
la restauración a la que fue sometida la talla de Nuestro Padre Jesús Nazareno
en el año 1999. Indagando sobre esta, encontramos el diario que realizó su
restaurador D. Francisco Berlanga.
Berlanga recibió la Bendita Imagen de Nuestro Padre Jesús
Nazareno a su taller de la calle Castelar el 24 de Abril, en plena Feria de
Abril. Comenta que el traslado desde Arriate a su taller fue muy emotivo, pues
fueron muchos devotos los que quisieron despedirse de Él acompañándolo hasta la
ciudad de Sevilla.
Después de haberlo estudiado más pormenorizadamente, es el
lunes 26 del mismo mes cuando comienza la restauración, haciendo antes que nada
un reportaje de 36 fotos desde todos los ángulos posibles, para tener una
perfecta documentación gráfica de los daños que grababa la imagen de Nuestro
Padre Jesús Nazareno. Tras dicho proceso, se procedió al desmontaje de los
brazos y las manos detectando que éstas son de madera de ciprés, y cuyas
articulaciones estaban condenadas desde hacía tiempo. Tras esto se procedió a
hacer las catas para determinar el disolvente más adecuado, y al limpiarlas,
aparecieron tres policromías distintas, siendo la más próxima al soporte una
imprimación de tonos amoratados; sobre esta, aparece una de color más pálido
con regueros de sangre bien distribuidos; y por último, la que presentaba
Nuestro Padre Jesús Nazareno más una capa de barniz tipo Paraloid.
La cabeza de la imagen estaba compuesta por dos maderas
distintas, la mascarilla de ciprés y el resto de cedro del Líbano. Este aspecto
provocaba distintos índices de contracción y dilatación, apareciendo por la
zona de unión de ambas una grieta que circundaba toda la superficie. Para
evitar esto en el futuro, se le aplicó varios lazos de cola de milano
construidos de madera de ciprés.
La única fijación de la cabeza y el tronco eran tres
puntillas de 25
milímetros que fueron retiradas para implantar un nuevo
sistema de fijación que consta de una pieza intermedia de madera de ciprés en
forma de doble cola de milano, que se insertó sobre la zona del cuello
correspondiente al cuerpo y a continuación, en la correspondiente a la cabeza
logrando una gran estabilidad.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2BOQwOwIDfFA1YCYRLF8NgkUDI0HFZ8m2vIgdOSifA8UkAJhdK3pJx5GFH_106DYtzupl4CDRyXK9CbX2EGipOMsyA7yymE7GcvVPzAHSSuHdwxKnf-QeFfEb8FIvwnfQY9WYae8V0d09/s400/blog.jpg)
El 3 de Mayo, Berlanga procedió a la incorporación de las
piezas que le faltaban en las piernas, para las que utiliza madera de Flandes
de más de 200 años, procedentes del candelero de Nuestra Señora de la Soledad
de la Parroquia de San Pablo de Aznalcázar, que se encontraba también en
proceso de restauración.
El 6 de Mayo, el Hermano Mayor (por aquel entonces D. Salvador
Conde), junto al Sr. Cura Párroco de Arriate, visitaron el taller, acordando
modificar la cintura para darle mejor caída a la túnica, y cuyos restos
sobrantes de madera fueran incinerados y depositados en la peana que se le
hiciese a la figura. Las medidas de la cintura y caderas eran de 85x101cm., y
pasaron a ser de 81x96cm. Todo este proceso de cintura y cadera fue culminado el
lunes 10 de Mayo.
Ya el día 11, son implantados en los rotos de la barba del
Señor, nueve pequeñas piezas de ciprés, que se retallan siguiendo el mismo
trazado del pelo original.
Mientras la restauración se llevaba a cabo, la hermandad
encargó la confección de una nueva túnica de terciopelo, trabajo que llevó a
cabo D. José María Montes, experimentado modisto. También se aprobó el proyecto
de una nueva melena de pelo natural, así como la restauración de la existente a
cargo de Dª. Victoria Falcón Rodríguez.
El viernes 14, se le puso de prueba la túnica y se
corrigieron las medidas para la definitiva de terciopelo.
El 17 de Mayo, se separa el cuerpo de la peana y se
prolongan los tacos de anclaje tanto en largo como en ancho. Se construye una
peana de seis centímetros más larga y de ancha, y cuatro de alta. Una vez
insertada la talla a dicha peana, se riostra por debajo en todas las
direcciones para absorber los cimbres procesionales; después se estucaró y doró
la moldura de la misma. También, se le adaptó una cogida para la corona de
espinas y las potencias y así evitar futuros roces de las mismas.
El 26 de Mayo, la Imagen ya está en condiciones para empezar
a reintegrar de color. Dicho proceso, delicado y que necesita mucha paciencia,
comenzó al día siguiente.
El 11 de Junio, se le aplicó pátina a las carnes de la
Imagen, para envejecer el aspecto
de la pintura nueva y mimetizarla con la
antigua. Seguidamente se acopló el brazo izquierdo para que pudiera abrazar la
cruz, movimiento éste que también estaba condenado, pero que en 1914, según
documentación fotográfica podía hacer.
Se doró el moldurón de la peana con oro de ley, rozándolo y
patinándolo para asemejarlo al primitivo.
El 14 de Junio se le aplicó la cera microcristalina a las
carnes, se colocaron las lágrimas, y se le hizo las pestañas y fueron
colocadas.
Entonces, siendo Lunes 14 de Junio, a las 13:37 horas, Berlanga da por terminada la
restauración de la Bendita Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Esa misma
tarde, se hizo la última prueba de túnica y peluca en presencia del Hermano
Mayor y el Sr. Cura Párroco, que dieron el visto bueno.
Decir también, que este proceso no fue un camino de rosas,
pues en unas de las visitas de la comisión de seguimiento, algunas personas
formantes de la misma mostraron sus
disconformidades tanto en la falta de medios técnicos para llevar a cabo el
trabajo, como en la mediocridad profesional. A parte de esto, se pudo leer un
artículo en un periódico de Málaga con el mismo tipo de difamaciones. En todo
momento, el Hermano Mayor y su junta apoyaron a D. Francisco Berlanga, haciendo
caso omiso a los comentarios emitidos por algunos de los hermanos.
Oliver Marín Blanco
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