Diciembre, mes de Espera, Alegría y Esperanza. Dios
revela su misterio y ofrece un signo: una Virgen dará a luz un hijo.
Celebramos conjuntamente la Inmaculada Concepción de
María y la preparación a la venida del Salvador. El Adviento es el tiempo
litúrgico en que mejor se entiende el significado de la Virgen María. Ella
mismo es Adviento, es decir, expectativa anhelante del nacimiento del Hijo de
Dios.
“Evangelio según San Lucas (Lc 1,26-38)
Al sexto mes fue enviado por Dios el
ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada
con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era
María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre
Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará
el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su
reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no
conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será
santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha
concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que
llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He
aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel,
dejándola, se fue.”
Un año más, el pueblo de Arriate da
testimonio de Fe y Devoción ante la delicada Imagen de la Santísima Inmaculada
Concepción de María. La cuál pudimos ayer contemplar paseándose por las calles
de nuestro pueblo acompañada por más de medio centenar de personas, arropada
por las cálidas salves, coplas y alabanzas de los Auroreros junto con los
sones de la Banda Municipal de Música Maestro Paco Tenorio.
A las cinco y cuarto de la tarde,
las puertas de la Pontificia y Patriarcal Iglesia de San Juán de Letrán, se
abren con los haces de luz destemplados de la tarde, dejando entrever la
sencilla y dulce Imagen de la Santísima Virgen. Tras ellas, percibimos las
coplas de sus hijos Auroreros, acompañando el rachear de la cuadrilla que comanda los
capataces. Al son del Himno Nacional, el cortejo se dispone a comenzar su
desfile procesional. Desfile marcado por la sencillez, elegancia y buen hacer
de los arriateños que pudimos presenciar y disfrutar del acompañamiento a la
Inmaculada Concepción.
Coplas y salves; rezos y oraciones; marchas interpretadas por la banda… el cortejo
continuó dejándonos como de costumbre bellas estampas. Fe y Devoción apreciable en los rostros y ojos brillosos de
aquellos que tienen el placer de Contemplarla.
Tras dos horas y media de recorrido, la Santa
Imagen regresaba a su casa a sones de la marcha Amarguras, y la imprescindible
estampa de sus hijos Auroreros en una recogida íntima, rota únicamente por los
aplausos y el fervor de un pueblo que una vez más la despide con ruegos y
peticiones escondidos en lo más profundo de sus corazones.
Ave María Purísima.
Manuel Melgar Durán
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