martes, 28 de enero de 2014

"Una imagen diferente"

Buenas tardes amigos.

Hoy les lanzamos una pregunta: Nuestras imágenes de Cristos, en concreto Nuestro Padre Jesús Nazareno, y el Santo Cristo de la Sangre, ¿con o sin potencias?

Investigando sobre el origen de estas, posiblemente
podamos encontrarlo en los escritos de la antigua Grecia, más concretamente en los de Aristóteles, adaptado al pensamiento cristiano de la Edad Media por Santo Tomás de Aquino. El filósofo griego afirmaba que todos poseemos cinco potencias del alma, siendo una de ellas las potencias intelectivas: la memoria, el entendimiento y la voluntad, es decir, las que proporcionan al hombre las facultades de poder pensar y querer ser libre. 

La memoria nos permite retener el conocimiento y no olvidar ser libre; el entendimiento nos da la oportunidad de comprenderla, asimilarla e interpretarla; y la voluntad del libre albedrío para disponer de todo lo que sabemos, lo que la sitúa por tanto en la más importante de las tres.

Como Hombre Verdadero, Jesucristo también las posee, pero desarrolladas en grado máximo, por lo que pudo reunir la fuerza necesaria para aceptar, padecer y soportar la Pasión en Cuerpo y Alma, lo que hace que las potencias simbolicen su triple condición de Sacerdote, Profeta y Rey.
Esto llevado a la imaginería, hace que se elaboren primariamente en madera dorada, y con la llegada del Barroco, en metales preciosos. Al conjunto de las tres, se le suele inscribir las letras “IHS”, Iesus Hominum Salvator, o su transcripción al castellano, “JHS”, Jesús Salvador de los Hombres o Jesús Hombre Salvador.

Y ahora, tras conocer un poco de historia, ¿qué opinan? En el caso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ha sido más habitual presenciarlo con potencias o sin ellas, pues la alternancia de llevarlas y no llevarlas se sigue manteniendo. En el caso del Santísimo Cristo de la Sangre, siempre las ha lucido, hasta la celebración del Corpus Magno, en el cuál sorprendió a muchos.

Es por ello por lo que nos gustaría conocer vuestra opinión.


Oliver Marín Blanco

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