lunes, 3 de febrero de 2014

La "taza de pedir" de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús

Muy buenas tardes.

Hoy les traemos las imágenes y la historia de esta peculiar, y común, anteriormente, insignia perteneciente a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que no por su valor artístico, pero si por su alto valor significativo, considerada la insignia más antigua de la Cofradía.

La “taza de pedir”, la cual como su nombre indica, era el utensilio con el cuál, los encargados de la Cofradía realizaban la acción de pedir, y en el cuál se depositaban las donaciones. De ahí, a que veamos la deformación de esta por el uso dado durante toda su historia, como podemos presenciar en las imágenes.

A continuación, una breve reseña históricas de los orígenes y el por qué de las Hermandades y Cofradías, y el uso de esta insignia en ellas.

Las Cofradías nacían desde los primeros tiempos para satisfacer una necesidad que, en la sociedad de aquella época, era un tema muy preocupante: dar solución a la idea de que, al fallecer, no permanecieran demasiado tiempo las ánimas en el Purgatorio, dar entierro a sus cuerpos.

El Instituto de las cofradías consistía en la promoción de cultos y oficios religiosos para la constante memoria y auxilio de las ánimas que padecen las penas en el Purgatorio, obligando a los hermanos a pedir limosna para costear los oficios que debía realizar por los hermanos difuntos. 

Es decir, se fundan con una vocación asistencial y de auxilio social, ya que entre sus fines estaban la de asistir a los entierros de los hermanos fallecidos, no ya con su mera presencia, sino con la aportación económica que hacía la propia cofradía para que el hermano difunto, que lo necesitara, tuviese un entierro digno.

Procedía a algo parecido a lo que en la actualidad sería una compañía aseguradora de decesos. De ahí que las Cofradías, casi siempre, se ha distinguido porque los hermanos que la componían venían de las capas más bajas de la sociedad.

Y lo que no se comprendería por gran parte de las personas de hoy en día, hay que verlo bajo el punto de vista de las gentes que vivieron antes de las reformas que se acometieron en el seno de la Iglesia, ante del Concilio Vaticano II. Pues existían varias clases de entierros y funerales, clasificándose según la importancia social del finado que, a su vez, estaban directamente relacionados con su posición económica.

Manuel Melgar Durán

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