domingo, 8 de junio de 2014

"Domingo de Pentecostés"

Hoy, Domingo 8 de Junio, celebramos la festividad de Pentecostés.

En Pentecostés (ó Domingo de Pentecostés) se celebra el descenso del Espíritu Santo y el inicio de la actividad de la Iglesia, por ello también se le conoce como la celebrac
ión del Espíritu Santo.

Siete semanas son cincuenta días, de ahí el nombre de “Pentecostés” (= cincuenta) que recibió más tarde. La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.

En el calendario cristiano con Pentecostés termina el tiempo pascual de los 50 días. Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio.


Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio.

La fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tienen la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.


"Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
San Juan 20,19-23."


Manuel Melgar Durán

No hay comentarios:

Publicar un comentario