Este pasado Domingo, fue el Domingo de Laetare. Es el cuarto domingo, o de mediados,
de Cuaresma, llamado así por las
primeras palabras del Introito de la Misa, “Laetare Jerusalem”---“Alégrate,
oh, Jerusalén”. Durante los
primeros seis o siete siglos la temporada de Cuaresma comenzaba el domingo
siguiente a la quincuagésima, y
constaba sólo de treinta y seis días de ayuno.
Luego se añadió a éstos los cuatro días precedentes al primer domingo, para hacer un ayuno de
cuarenta días; y una de las más antiguas menciones litúrgicas de estos días adicionales ocurre en el
Evangelio especial asignado a ellos en un manuscrito de Toulon de 714.

En este día la estación de Roma se hacía en la iglesia de la Santa
Cruz en Gerusalemme, una de los siete principales basílicas; ese día se
acostumbraba a bendecir la Rosa
Dorada que el Papa enviaba
a los soberanos católicos, y por
esta razón a veces se llamaba al domingo, “Domincade Rosa”. También se le daban
otros nombres como: “domingo de refrigerio” o el “domingo de los cinco panes”.
Media-Cuaresma, mi-carême, o mediana; and “domingo de reconocer por hijo” en alusión a la Epístola, la cual señala a nuestro derecho a ser llamados los hijos de Dios como la fuente de nuestra alegría, y también porque antes los fieles acostumbraban ese día hacer sus ofrendas a la catedral o iglesia-madre. Este último nombre todavía se mantiene en algunas partes remotas de Inglaterra, aunque la razón para ello ha desaparecido.
Media-Cuaresma, mi-carême, o mediana; and “domingo de reconocer por hijo” en alusión a la Epístola, la cual señala a nuestro derecho a ser llamados los hijos de Dios como la fuente de nuestra alegría, y también porque antes los fieles acostumbraban ese día hacer sus ofrendas a la catedral o iglesia-madre. Este último nombre todavía se mantiene en algunas partes remotas de Inglaterra, aunque la razón para ello ha desaparecido.
Manuel Melgar Durán
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